Esta célula es ocho veces más resistente que el acero inoxidable, transparente,
ligero, conduce la electricidad y algunos aseguran que este material maravilla, como lo llaman algunos, transformará la agricultura tal
y como la conocemos en nuestros tiempos.
Hablamos de la nanocelulosa cristalina, un material que se obtiene a
partir de la compresión de fibras vegetales o se cultiva usando microorganismos
como las bacterias.
Este nuevo material es considerado por algunos como una opción más
ecológica y asequible que el publicitado grafeno, y sus aplicaciones incluyen
la industria farmacéutica, cosmética, biocombustibles, plásticos y la
electrónica.
Según estimaciones del gobierno estadounidense, en 2.020 su producción moverá
una industria de unos 600.000 millones de dólares anuales.
Hasta hace poco una de las mayores preocupaciones de los adeptos a la
nanocelulosa era cómo producirla en grandes cantidades y a un bajo costo, pero
científicos creen que por fin han dado con la técnica para cultivar este
material de forma abundante usando algas genéticamente modificadas.
El investigador Malcom Brown, profesor de biología de la Universidad de
Texas en Austin, Estados Unidos, y uno de los pioneros en el mundo en este
campo de investigación, explicó recientemente durante el primer simposio
internacional de Nanocelulosa, cómo funcionaría el nuevo proceso.
Se trata de un alga de la familia de las mismas bacterias que se usan
para producir vinagre, conocidas también como cianobacterias.
Unos organismos,
que para su desarrollo sólo necesitan luz solar y agua, y que tendrían la
ventaja de absorber el exceso de dióxido de carbono en la atmósfera, causante
del efecto invernadero.
"Si podemos completar los últimos pasos, habremos completado una de
las mayores transformaciones potenciales de la agricultura jamás llevadas a
cabo.
Tendremos plantas para producir nanocelulosa abundantemente y de forma
barata.
Puede convertirse en un material para la producción sostenible de
biocombustibles y muchos otros productos", agregó Brown.
La celulosa en sí es uno de los productos más abundantes del planeta,
presente en muchos tipos de fibras vegetales.
Pero en escala nano las
propiedades de este material cambian por completo.
Como pasa con el grafito, material con el que se producen los nanotubos
de grafeno (más resistentes que el diamante), en este caso la fibras nano de la
celulosa pueden encadenarse en largas fibras, lo que se conoce como celulosa
"nanocristalina".
El material resultante es tan resistente como el aluminio y puede usarse
tanto para confeccionar chalecos de protección ultraligeros, como para
pantallas de dispositivos electrónicos e incluso para cultivar órganos humanos.
Aunque actualmente ya existen plantas dedicadas a la producción de
nanocelulosa cristalina, los elevados costos de producción todavía frenan el
crecimiento de esta industria.
La producción de este material generalmente entraña la compresión de
fibra vegetal, o el cultivo de grandes tanques de bacterias, que tienen que ser
alimentadas con costosos nutrientes.
Pero ahora las investigaciones de Brown y su equipo, apuntan al uso de
este alga azul-verdosa capaz de generar nanocelulosa naturalmente aunque en
pequeñas cantidades.
Por ello, el equipo plantea modificarla artificialmente,
introduciendo genes de la bacteria acetobacter xylinum usada para producir
vinagre.
De este modo, el alga podría producir el material en grandes cantidades
y sin necesidad de aportar nutriente alguno, más allá de suministrarle agua y
exponerla a la luz del sol.
Hasta el momento, observó Brown, el equipo de investigación ha logrado
que esta alga cree una larga cadena de nanocelulosa, pero ahora trabajan para
que el organismo sea capaz de producirla directamente en su estado cristalino,
cuando es más estable y fuerte.
Archivo